miércoles, 8 de junio de 2011

Gonzalo Rojas

Gran poeta nacido en 1917, en lebu, su padre, Juan Antonio Rojas, muere 4 años después de su nacimiento, dejándole su sólida formación cultural. Su madre, fue trasladada a concepción y dejo a el y a sus hermanos en diferentes internados. Le gustaba leer libros en la biblioteca del internado a Senaca, Marco Aurelio, Agustín de Hipona, entre otros. Era el mejor alumno en la escuela. Desde los 14 años ya escribía líneas. Al terminar la secundaria decidió mudarse a Concepción. En 1936 colaboro con el diario “El Tarapaca” Publicando sus poemas. De 1938 hasta 1941 trabajo como inspector en el Barros Arana para poder sustentar su carrera universitaria. En 1940 muere su madre. En 1942 decide irse a Santiago. En 1943 nace su primogénito, Rodrigo Tomas. Cuando descubren que no tiene libreta de matrimonio lo echan del trabajo. En 1944 trabaja como director de informaciones y cultura. En 1945 trabaja haciendo clases en el colegio Alemán de Valparaíso. En 1948 publica “La miseria del hombre”. En 1949 escribe “al silencio” uno de sus poemas más celebrados. En 1953 va por primera vez a Europa y conoce a Andre Breton. En 1955 organiza y dirige la “Primera Escuela de Verano”. En 1960 en el marco de la VI Escuela Internacional de Verano, organiza el “Primer Encuentro de Escritores Americanos”. En 1964 publica “Contra la Muerte” con ilustraciones de Julio Escamez. En 1967 en su cumpleaños numero 50, los jóvenes escritores convocan a un “Encuentro con Gonzalo Rojas”. En 1970 Allende lo nombra consejero cultural en China. En 1972 se traslada a Cuba con el cargo de embajador. En 1978 es invitado por la universidad de Chicago, a participar en dos seminarios.
En 1980 publica 2 libros: “Antología Breve” y “50 Poemas”. En 1987 publica “El Alumbrado y otros Poemas”. En 1991 se le otorga el grado de profesor Emérito. El 5 de junio del 1992 recibe el premio Reina Sofía de poesía Iberoamericana. En 1993 en Concepción lo declaran ciudadano ilustre. En 1995 lee con otros poetas parte de su obra

Poemas de Gonzalo Rojas

PERDÍ MI JUVENTUD

Perdí mi juventud en los burdeles
pero no te he perdido
ni un instante, mi bestia,
máquina del placer, mi pobre novia
reventada en el baile.


Me acostaba contigo,
mordía tus pezones furibundo,
me ahogaba en tu perfume cada noche,
y al alba te miraba
dormida en la marea de la alcoba,
dura como una roca en la tormenta.

Pasábamos por ti como las olas
todos los que te amábamos. Dormíamos
con tu cuerpo sagrado.
Salíamos de ti paridos nuevamente
por el placer, al mundo.

Perdí mi juventud en los burdeles,
pero daría mi alma
por besarte a la luz de los espejos
de aquel salón, sepulcro de la carne,
el cigarro y el vino.

Allí, bella entre todas,
reinabas para mí sobre las nubes
de la miseria.
A torrentes tus ojos despedían
rayos verdes y azules. A torrentes
tu corazón salía hasta tus labios,
latía largamente por tu cuerpo,
por tus piernas hermosas
y goteaba en el pozo de tu boca profunda.

Después de la taberna,
a tientas por la escala,
maldiciendo la luz del nuevo día,
demonio a los veinte años,
entré al salón esa mañana negra.

Y se me heló la sangre al verte muda,
rodeada por las otras,
mudos los instrumentos y las sillas,
y la alfombra de felpa, y los espejos
que copiaban en vano tu hermosura.

Un coro de rameras te velaba
de rodillas, oh hermosa
llama de mi placer, y hasta diez velas
honraban con su llanto el sacrificio,
y allí donde bailaste
desnuda para mí, todo era olor
a muerte.

No he podido saciarme nunca en nadie,
porque yo iba subiendo, devorado
por el deseo oscuro de tu cuerpo
cuando te hallé acostada boca arriba,
y me dejaste frío en lo caliente,
y te perdí, y no pude
nacer de ti otra vez, y ya no pude
sino bajar terriblemente solo
a buscar mi cabeza por el mundo.



Adiós A Hölderin


Ya no se dice oh rosa, ni
apenas rosa sino con vergüenza; ¿con vergüenza
a qué? ¿a exagerar
unos pétalos, la
hermosura de unos pétalos?

Serpiente se dice en todas las lenguas, eso
es lo que se dice, serpiente
para traducir mariposa porque también la
frágil está proscrita
del paraíso. Computador
se dice con soltura en las fiestas, computador
por pensamiento.

Lira, ¿qué será
lira?, ¿hubo
alguna vez algo parecido
a una lira? ¿una muchacha
de cinco cuerdas por ejemplo rubia, alta, ebria, levísima,
posesa
de la hermosura cuya
transparencia bailaba?

Qué canto ni canto, ahora se exige otra
belleza
: menos alucinación
y más droga, mucho más droga. ¿Qué es eso de
acentuar la E de Érato, o de Perséfone? Aquí se trata
de otro cuarzo más coherente sin
farsa fáustica, ni
Coro de las Madres, se acabó
el coro, el ditirambo, el célebre
éxtasis, lo Otro, con
Maldoror y todo, lo sedoso y
voluptuoso del pulpo, no hay más
epifanía que el orgasmo.

Tampoco es posible nombrar más a las estrellas, vaciadas
como han sido de su fulgor, muertas,
errantes, ya sin enigma,
descifradas hasta las vísceras por los
instrumentos
que vuelan de galaxia en
galaxia.

Ni es tan fácil leer en el humo lo
Desconocido; no hay Desconocido. Abrieron la
tapa del prodigio del
seso, no hay nada sino un poco
de pestilencia en el coágulo del
Génesis alojado ahí. Voló el esperma
del asombro.


Aleph


¿Qué veo en esta mesa: tigres, Borges, tijeras, mariposas
que no volaron nunca, huesos
que no movieron esta mano, venas
vacías, tabla insondable?

Ceguera veo, espectáculo
de locura veo, cosas que hablan solas
por hablar, por precipitarse
hacia la exigüidad de esta especie
de beso que las aproxima, tu cara veo.

Arrullo

 Para Claudio Arrau

Grand sosiego ovieron aquella noche los muertos:
Apiádate
Agua de ellos por ociosos
y vueltos al revés, permite
Aire que no se envenenen ni se mareen
en el vértigo, Fuego acepta como flores
sus pobres párpados, amamántalos
otra vez Tierra con tus viejos pezones.
Tierra,
Fuego, Aire, Agua, consideren la inmensidad de su hambre.
Grand sosiego ovieron aquella noche los muertos.


Carbón


Veo un río veloz brillar como un cuchillo, partir
mi Lebu en dos mitades de fragancia, lo escucho,
lo huelo, lo acaricio, lo recorro en un beso de niño como entonces,
cuando el viento y la lluvia me mecían, lo siento
como una arteria más entre mis sienes y mi almohada.
Es él. Está lloviendo.
Es él. Mi padre viene mojado. Es un olor
a caballo mojado. Es Juan Antonio
Rojas sobre un caballo atravesando un río.
No hay novedad. La noche torrencial se derrumba
como mina inundada, y un rayo la estremece.
Madre, ya va a llegar: abramos el portón,
dame esa luz, yo quiero recibirlo
antes que mis hermanos. Déjame que le lleve un buen vaso de vino
para que se reponga, y me estreche en un beso,
y me clave las púas de su barba.
Ahí viene el hombre, ahí viene
embarrado, enrabiado contra la desventura, furioso
contra la explotación, muerto de hambre, allí viene
debajo de su poncho de Castilla.
Ah, minero inmortal, ésta es tu casa
de roble, que tú mismo construiste. Adelante:
te he venido a esperar, yo soy el séptimo
de tus hijos. No importa
que hayan pasado tantas estrellas por el cielo de estos años,
que hayamos enterrado a tu mujer en un terrible agosto,
porque tú y ella estáis multiplicados. No
importa que la noche nos haya sido negra
por igual a los dos.
?Pasa, no estés ahí
mirándome, sin verme, debajo de la lluvia.



Carta A Huidobro


1.- Poca confianza en el XXI, en todo caso, algo pasará,
morirán otra vez los hombres, nacerá alguno
del que nadie sabe, otra física
en materia de soltura hará más próxima la imantación de la Tierra
de suerte que el ojo ganará en prodigio y el viaje mismo será vuelo
mental, no habrá estaciones, con sólo abrir
la llave del verano por ejemplo nos bañaremos
en el sol, las muchachas
perdurarán bellísimas esos nueve meses por obra y gracia
de las galaxias y otros nueve
por añadidura después del parto merced
el crecimiento de los alerces de antes del Mundo, así
las mareas estremecidas bailarán airosas otro
plazo, otro ritmo snguíneo más fresco, lo que por contradanza hará
que el hombre entre en su humus de una vez y sea
más humilde, más
terrestre.
2.- Ah, y otra cosa sin vaticinio, poco a poco envejecerán
las máquinas de la Realidad, no habrá drogas
ni películas míseras ni periódicos arcaicos, ni
?disipación y estruendo? mercaderes del aplauso ignomioso, todo eso
envejecerá en la apuesta
de la creación, el ojo
volverá a ser ojo, el tacto
tacto, la nariz éter
de Eternidad en el descubrimiento incesante, el fornicio
nos hará libres, no
pensaremos en inglés, como dijo Darío, leeremos
otra vez a los griegos, volverá a hablarse etrusco
en todas las plazas del Mundo, a la altura de la cuarta
década se unirán los continentes
de modo que entrará en nosotros la Antártica con toda su fascinación
de mariposa de turquesa, siete trenes
pasarán bajo ella en múltiples direcciones a una velocidad desconocida.
3.- Hasta donde alcanzamos a ver a Jesucristo no vendrá
en la fecha, pájaros
de aluminio invisible reemplazarán a los aviones, ya al cierre
del XXI prevalecerá lo instantáneo, no seremos
testigos de la mudanza, dormiremos
progenitores en el polvo con nuestras madres
que nos hicieron mortales, desde allí
celebraremos el proyecto de durar, parar el sol,
ser ?como los divinos? de repente.



Contra La Muerte


Me arranco las visiones y me arranco los ojos cada día que pasa.
No quiero ver ¡no puedo! ver morir a los hombres cada día.
Prefiero ser de piedra, estar oscuro,
a soportar el asco de ablandarme por dentro y sonreír
a diestra y siniestra con tal de prosperar en mi negocio.
No tengo otro negocio que estar aquí diciendo la verdad
en mitad de la calle y hacia todos los vientos:
la verdad de estar vivo, únicamente vivo,
con los pies en la tierra y el esqueleto libre en este mundo.
¿Qué sacamos con eso de saltar hasta el sol con nuestras máquinas
a la velocidad del pensamiento, demonios: qué sacamos
con volar más allá del infinito
si seguimos muriendo sin esperanza alguna de vivir
fuera del tiempo oscuro?
Dios no me sirve. Nadie me sirve para nada.
Pero respiro, y como, y hasta duermo
pensando que me faltan unos diez o veinte años para irme
de bruces, como todos, a dormir en dos metros de cemento allá abajo.
No lloro, no me lloro. Todo ha de ser así como ha de ser,
pero no puedo ver cajones y cajones
pasar, pasar, pasar, pasar cada minuto
llenos de algo, rellenos de algo, no puedo ver
todavía caliente la sangre en los cajones.
Toco esta rosa, beso sus pétalos, adoro
la vida, no me canso de amar a las mujeres: me alimento
de abrir el mundo en ellas. Pero todo es inútil,
porque yo mismo soy una cabeza inútil
lista para cortar, pero no entender qué es eso
de esperar otro mundo de este mundo.
Me hablan del Dios o me hablan de la Historia. Me río
de ir a buscar tan lejos la explicación del hambre
que me devora, el hambre de vivir como el sol
en la gracia del aire, eternamente.



Darío Y Más Darío


Estrella Ogden acompáñame
como ella a él, enjámbrame
como a Darío las estrellas, piénsame
órfica, acostúmbrame a
ser de aire alrededor de
esos aviones ciegos que van rápido en
lo esdrújulo de New York
a Philadelphia, adivíname
en un Tarot al revés con
Nephertitis sangrando bajo
la hermosura de
la nube de habrá sido la piel
de oírte, la
peligrosa piel
de hoy lunes de Berlín con ángeles,
estés
donde estés, concuérdame
con otra cítara altísima de certeza
cuya hipotenusa sea Dios.


Desocupado Lector


A Julio Fermoso.
Cumplo con informar a usted que últimamente todo es herida: la muchacha
es herida, el olor
a su hermosura es herida, las grandes aves negras, la inmediatez
de lo real y lo irreal tramados en el fulgor de un mismo espejo
gemidor es herida, el siete, el tres, todo, cualquiera de estos números de la danza es
herida, la barca
del encantamiento con Maimónides al timón es herida, aquel
diciembre 20 que me cortaron de mi madre es herida, el sol
es herida, Nuestro Señor
sentado ahí entre los mendigos con esa túnica irreconocible por el cauterio del psicoanálisis es herida, el
Quijote
a secas es herida, el ventarrón
abierto del Golfo contra la roca alta es
herida, serpiente
horadante del Principio, mar
y más mar de un lado a otro, Kierkegaard y
más Kierkegaard, taladro
y por añadidura herida; la
preñez en cuanto preñez en la preciosidad de su copa es
herida, el ocio
del viejo río intacto donde duermen inmóviles los mismos peces
velocísimos es
herida, la Poesía
grabada a fuego en los microsurcos de mi cerebro de niño es herida, el hueco
de 1.67 justo en metros de rey es herida, el éxtasis
de estar aquí hablando solo en lo bellísimo de este pensamiento de
nieve es
herida, la evaporación
de la fecha de mármol con el padre adentro
bajo los claveles es
herida, el carrusel
pintarrajeado que fluye y fluye como otro río de polvo y otras
máscaras
que vi en Pekín colgando en la vieja calle de Cha Ta?lá
cuya identidad comercial de 2.500 años de droga y ataúdes rientes
no se discute, es
herida; la cama en fin
que allí compré, con dos espejos para navegar, es herida,
la
perversión
de la palabra nadie que sopla desde las galaxias es herida, el Mundo
antes y después de los Urales es
herida, la hilera
de líneas sin ocurrencia de esta visión
sin resurrección es herida. Cumplo
entonces con informar a usted que últimamente todo es herida.





El Fornicio


Te besara en la punta de las pestañas y en los pezones, te turbulentamente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, tocara esos pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana
por el mármol?
¿fenicia,
cartaginesa, o loca, locamente andaluza
en el arco de morir
con todos los pétalos abiertos,
tensa
la cítara de Dios, en la danza
del fornicio?
Te oyera aullar,
te fuera mordiendo hasta las últimas
amapolas, mi posesa, te todavía
enloqueciera allí, en el frescor
ciego, te nadara
en la inmensidad
insaciable de la lascivia,
riera
frenético el frenesí con tus dientes, me
arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo
de otra pureza, oyera cantar a las esferas
estallantes como Pitágoras, te
lamiera,
te olfateara como el león
a su leona,
parara el sol,
fálicamente mía,
¡te amara!

Damsi figueroa

Nació en Talcahuano en 1976. En 1993 es invitada al Encuentro Nacional de Escritores en el Bío-Bío. Ha participado en el primer y segundo Encuentro de Poetas Universitarios, organizados por la Federación de Estudiantes de la Universidad de Concepción. Su poesía figuró inicialmente en antologías de ganadores de diversos concursos regionales y, actualmente, en revistas universitarias. En 1995 publica su primer poemario, Judith y Eleofonte, Concepción, Editorial Letra Nueva.

Poemas de Damsi Figueroa

JUDITH Y ELEOFONTE

Eleofonte y Judith
Amadores desesperanzados
Imitadores de muertes sucesivas
Ambos paridos en la cueva de Faetón
Por la ociosa necesidad de existir
Ociosa necesidad de trascender
los círculos fosforescentes
del Sinmemoria
Macho cabrío Eleofonte
Cálido desorientado eterno besador
de labios negros propios y prestados
¡Ah y la hermosa virgen ocasional!
Labia toda
Labia entera
Labia entreabierta como sombra extinta
Danzante
Fundadora del deseo sobre la Tierra
Reencarnación sagrada
de todas las carencias del mundo
Ella que no es lo que es
Amará lo que amará por otros
hasta vencer a Eleofonte
El espejo sutil de su Pureza.



SI FUESE LA JUDÍA
Si fuese la judía
Abriría las puertas de la ciudad
de un soplo
Soportaría la injuria del cautiverio
Viuda y virgen sería
A la vez
Devoradora de ejércitos
Y le bastaría ser hombre
para caminar erguida sobre sus muertos
Pero a la judía
le bastó ser mujer
para beber en exceso
para comer en exceso
y pasear por los sueños desnudos
de los asirios
Inventiva solitaria
Amamantadora universal
Razón del tiempo y de la historia
Si fuese la judía
Levantaría con su belleza
Los templos caídos de la Tierra
Cortaría la cabeza de Holofernes
para saltar a la luz
desde su cueva
Pero es Judith la que espera
por el espejo encorvado de su destino
Nuestra Judith aún no está bendita
y envejece a la par
de los cortejos de Eleofonte
El tejedor de cantos opacos
como el aura
de su propio culo reseco.


ELEOFONTE SALE EN BUSCA DE LA PUREZA PARA JUDITH
Veamos al señor del delirio
compuesto para la batalla
Ha expulsado a las estaciones de su epicentro
y les ha ordenado naufragar
en los ojos de los hombres
Ha partido por la mitad las horas y los años
Sin prisa ha trenzado
los cabellos de todo su cuerpo
Ha perfumado sus manos
Despídese sin mirar de la niña ciega
De la labia que llora
y que tampoco lo mira
Desordena los astros y luego los sigue
Con el ojo en el vacío coge el horizonte
Al galope el animal se hunde
en el mundo de las tetas cortadas
De espaldas a la labia corre
Ve caer colores en los cuerpos de Natura
que son cuerpos de mujer
en su dolor y en su belleza
Eleofonte en el segundo fasto
separa mandíbulas y piernas
Surca la tierra de aguas pegajosas
Se vuelve canto mondo verosímil necesario
en el intento de sudar las fuerzas
hasta rescatar de los hombres
la Pureza de la ciega.

de Judith y Eleofonte..........


AUTORRECONOCIMIENTO
Yo no soy la que se pierde
tan pronto como se la encuentra
El amor en mí no se toca
se escribe
Yo no soy piadosa con los hombres de poca fe
no intercambio los calzones con nadie
en cambio asumo la desvergüenza
de una desnudez colectiva
en una casa de playa
o en una playa a secas
Yo no escribo para nadie
aunque intente escapar
y evite sacarte al baile
Tus malabares y piruetas
siempre exigen un aplauso cerrado
es decir, una palabra
Yo no me complico la vida
omitiendo adverbios y conjunciones
Patino por la hoja
y tapo los surcos amargos
con la sangre de mis amigos
Yo no hago el amor
lo desarmo
por el puro gusto de volverlo a armar
una y otra vez
hasta tener sexo
para olvidarme del amor
y de todos ustedes


POEMA DE LENGUAS
Temo a la espina que surce tu lengua
y a ese hilo de azufre que te escurre
y amamanta el dócil canal
tus hendiduras


Así como a la muerte temo a tu arcilla
a la moldura que la sostiene
temo al diente que se te clava en la sombra

Temo a la boca que se traga tu lengua deliciosa
y como a hostia envenenada la devuelve a tu boca

Temo, pero aún así permanezco
triste en la desmesura
sola en mi amor por los espejos.


CONVITE
No sería mejor que nos quedáramos
sentados y solos, tardos y quedos
esperando la totalidad de un gesto.

No sería mejor que olvidáramos
a la vaca semiológica que pasta a la deriva
sudor rocío que nos entumeció los huesos sesos

Hay dentro de la luz
una luz más pequeña
que es oscura

Hay dentro de la luz
una luz más pequeña
que es oscura

Hay dentro de la luz
una luz más pequeña
que es oscura

LA IDEA DE ESTAR
Sé lo que soy
y aún sabiéndolo no me nombro
La idea de estar a medias en todas partes
como si las mitades no fuesen sólo dos
Soy tanto más cuando me sé
nombrarse es pertenecer
Y yo, yo no logro juntar las sílabas
que me atrapen
Me sé, es cierto, soy
y aún sabiéndome
no me nombro.


EN EL MOMENTO JUSTO
Pido que se te multiplique la boca
se te multipliquen las manos
los pies los brazos la cintura
Pido que se te multiplique todo
sobre todo lo mío


ACERCA DE LAS ESTATUAS VENDADAS

Pigmentar la escencia. Hacerla visible a los ojos de los Hombres es otorgarle
el trauma del nacimiento, el shock de la luz. Darle vida a la belleza es,
por supuesto, atarla, es decir,
humanizarla.
Las vendas son la carne, la albura los espíritus hermosos. Cristal, agua o yeso
permanecen intactos bajo la piel llagada.
Ahora las formas se llaman espejos. La belleza que el Hombre alcanza a
contemplar sólo es aquella que sufre, como él, idéntico imbunchaje.


ABRAZO EN TAÚRIDES
Por una noche ácida y sin tregua
arrastro el cuerpo de mi amigo
por el hueco confortable de su pecho
mi noche y su lámpara y su mueble
la noche roja en la que escribo pasan
Tan lejos de mi puerta
silabarios de la lengua suya
cabalgan un poema que se inclina
sobre la espuma ensangrentada de mi boca
o el recuerdo de la espuma ensangrentada de mi boca
que en mi pecho hacen la lámpara y su mueble
la noche roja en la que él escribe.
( Para mi amigo Carlos Henrikson)

Aristóteles España

Nació en Castro, Chile, en 1955. Su obra abarca, entre otros títulos, La Guitarra de Mis Sueños (1975); Incendio en el Silencio (1978); Equilibrios e Incomunicaciones (1980); Dawson (1985); Contra la Corriente (1989); El Sur de la Memoria (1992); Poesía Chilena: La Generación NN, 1973-1990 (1992); Fuera de la Fiesta (1993); Antena Parabólica (1994); Los Pájaros de Post-Guerra (1995); Tardes Extranjeras (1998); Materia de Eliminación (1998). Premio Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago (1983); Premio Especial Rubén Darío, Ministerio de Cultura de Nicaragua (1985); Premio Alerce de Poesía del Consejo Nacional del Libro y la Lectura y la Sociedad de Escritores de Chile (1998). Director de la Revista de Poesía La Pata de Liebre. Sus poemas han sido traducidos al inglés, francés, alemán, sueco, italiano y portugués.

Poemas de Aristóteles España

EL MOLINO DE SOLDADA Y EL ABRIGO

Como siempre llegaron los molinos a
dibujar sobre soldada un ciervo,
lo dejaron en su puerta
y se marchitaron como dioses sordos por ahí;
el abrigo de soldada cayó
sobre un barranco amarillo;

vino una señorita, luego un diluvio de semen,

un lejano y polvoriento río bajó,
y soldada se creía la historia de los círculos,
con el pantano,
con la fría,
pensaba seriamente en volar como paloma;

después vino el final, entró el molino de nuevo,

con un hueso, con ella;
luego el abrigo del mundo esta vez dio vueltas
y vueltas con la chica,
La guerra abrió su ciervo,
la ciudad se abrió con el molino,
que no sabe la pobrecita,
son ciudad.


POEMA REALISTA PARA ENCANTADOS

El poema sale de su rincón encantado, el poema elitista, incomprensible,
sale a los ojos de la multitud y queda mirando el iris de la masa,
el reflejo de la masa,
con un tono de profesor,
con un acento que escapa
a los hombres comunes y corrientes,
con sus números exactos de poema amoroso,
de poema escolar, de poema épico,
tiene la sombra de una égloga, de un soneto,
y sale a volar entre la muchedumbre y en el individuo,
con sus mensajes de poema político,
con sus piernas de poema erótico,
un poema chílenísimo, un poema mexicano,
un poema que tiene nariz de oda,
olor a cazuela de ave doméstica,
con sus adjetivos que son los huesos,
y las palabras que corren como la sangre
de un cordero degollado en el matadero
clandestino de un pueblo chilote,
en el sistema nervioso, en el sistema político,
un poema para todos,
un poema para nadie,
como su merced lo ordene.


AGOSTO EN BUENOS AIRES

Es agosto con enormes edificios
en el oeste de Buenos Aires, y la neblina nos recuerda Londres,
que también es Chile,
con mujeres que se desvisten
en callejones y adolescentes
que deambulan por el oeste
de este tiempo sudamericano.

Pero el tema es la ausencia, pensamos,
con la televisión encendida a las 3 A.M.,
con un cocodrilo en el cuello
de una modelo,
mientras observo algunos símbolos
que hoy yacen en nuestras clínicas
personales, el subte que muestra a Marx,
la libertad sin Orwell ni Charles Chaplin.

Porque pensar en el oeste bonaerense es la infancia esta noche de agosto,
con el país madre
en el departamento del piso 12
en San Juan y Boedo,
con una joven prostituta
que acompaña la pizza ,
el vino resero, la libertad sin estatua ni perdón, claro.


LA ULTIMA VEZ QUE VI UN GUSANO

La última vez que vi un gusano fue en la calle N°4.
Tenía un diente, tenía una pistola que salía por sus ojos.
Y adentro de un baúl super largo estaba La Mujer.
Está bamos tranquilos porque a esa hora
Los personajes lloraban como locos.
Nada en la novela. Nada en el aeropuerto.

Qué gusano con más espinas en su cuarto!.
Porque retumbaban en las paredes los gritos

De Muchos prisioneros

Y La Mujer con un dedal en la puerta

Decía que ahora todo el fin.

Lejos, como la portada de Dios Padre,
Entrábamos a un laberinto donde esa voz
De la Calle N°4,
Maldecía como Trinidad;
Como trinidad; el hijo no fue.
Cómo qué gusano, que no ves?
Las calles con Toque de Queda
En el vientre de La Mujer.

Por qué esperas el nicho?,
Qué se te crucen los pelos?.

Ayúdame a bajar!. LA ESCALERA.
Mucho de nosotros.
No tenemos galería, perro.

La última vez que vi un gusano
Fue en la Calle N°4,

Casi no éramos tristes, mentira.

Juan Antonio Massone

Nació en Santiago el año 1950. Poeta, ensayista, antólogo, bibliógrafo y autor de textos de estudio. Ha publicado 40 libros, entre los cuales sobresalen: En voz alta; Las siete palabras; Poemas del amor joven; A raíz de estar despierto; Pedazos enteros; En el centro de tu nombre y el CD. Le doy mi palabra.
Sus estudios escolares los cursó en el Liceo San Agustín; y los universitarios de pedagogía en castellano, en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Magíster en literatura. Miembro de Número de la Academia Chilena de la Lengua y Correspondiente de la Real Academia Española.

Poemas de Juan Antonio Massone

Consideraciones de un loco

Quizás no vencerá mi palabra
el chasquido pegajoso de la nada
en este lento horror que me confina.

Diciendo de esto a la calle de nadie,
unos pocos amigos complementan
la codiciosa obra de mi espectro.

Aún así seguiré velando aquí
y cuidando del semáforo.
Ya pueden cruzar la calle.

UNA INFANCIA

Yo fui un niño que tuvo patio
con un perro que se perdió una vez
y hasta el día de esta tarde no regresa.
Yo era niño que olía tierra húmeda
y fue mío despedirme de momentos
como si el día acostumbrara a morir.
Yo fui niño en un patio y ventolera
con más ladridos debajo de la tierra.
La nieve parece ahora menos blanca.
Yo era un niño que pactó con lagartijas
y queltehues invocando nuevas lluvias
en espera de pan con mantequilla.
Yo fui un niño y, de en medio del patio,
una acacia con nidos fue arrancada.
Los años aún no dicen para qué.
Yo era un niño con un perro
al que asustó la muerte muy temprano
y el pálpito quedó mío sin deseos.
Yo quedé niño de patio sin acacia
ni perro, sin estar seguro de nada más.
En los otros quedaba la alegría.


PUEDE QUE EL TIEMPO DOS VECES NO PERDONE

Tú has querido defender
a tantos muertos, aunque demoraste
indefinidamente con los vivos.
En el fondo, nadie pudo
persuadirte de que la vida
era enormemente más que tus rutinas
y estuviste inclinado en pensar
que el mundo cabía en tu ventana.
La obra del vivir no se escabulle
y aprovechando el llanto de los vivos
comprendes por qué ahora
los muertos reclaman su consuelo.
Es tu hora tal vez, quizás la única
que pueda salvarte de imposturas.
No te creas demasiado feliz.

ESTAR SOLO
 
No tengo a nadie
en todo el mundo
a quien hablar de ti,
sino a ti.

No tengo a nadie.

VIENDO CRECER EL DIA


Un álamo pequeño
a nadie da que hablar,
apenas sobresale entre la hierba,
pero algún día será más alta sombra.
De pie, esperando
aquel día y creciendo,
aunque escaso de hojas aún
mostrar sabe al invisible viento
y no se inquieta por más
que de seguir alzando el cuerpo.
Sólo espera y crece ahora
en su apenas de hojas
batidas por el aire verde.
A nadie da que hablar,
pero erguido y silencioso,
confía la promesa de sus hojas
al invisible viento que lo mece.


LENTAMENTE AGUARDANDONOS 


Usted está allí,
en ese sitio donde ahora lee;
yo, un quizás, un tal vez donde
ni yo mismo me percato.
Está allí, aquí, justo en el tiempo
de un sitio en donde yergue
su vida y la dispersa.
Está allí,
como si yo no fuera,
como si jamás,
como si nunca:
la sustracción de un nombre.
Está allí, sin mí,
(eso no importa),
pues siento más benigna
esta distancia.
En una página me olvida,
(eso me gusta),
la palabra es redimida
en privilegio comprensivo
cuando mira y retrocede,
y se conturba y abalanza,
aboliendo y decantando
al saberse adivinado.
Usted sigue allí,
(este momento es único);
tal vez lee distante,
quizás deletrea presuroso,
acaso en esa letra
nos sepamos sin nombrarnos,
y aunque yo siga a lo lejos
es espera de su alma,
y usted siga allí,
velozmente apartado,
he querido decirle simplemente
que allí en donde esté,
de un modo u otro,
en latidud descuidada
y yo, en mi pasión atrapado,
vivimos l e n t a m e n t e
aguardándonos.




GABRIELA MISTRAL



(Vicuña 1889 - Nueva York 1957)

Lucila Godoy, llamada Gabriela Mistral (conocida mejor como Gabriela Mistral), escritora chilena. Hija de un maestro rural, que abandonó el hogar a los tres años del nacimiento de Gabriela, la muchacha tuvo una niñez difícil en uno de los parajes más desolados de Chile. A los 15 años publicó sus primeros versos en la prensa local, y empezó a estudiar para maestra.
En 1906 se enamoró de un modesto empleado de ferrocarriles, Romelio Ureta, que, por causas desconocidas, se suicidó al poco tiempo; de la enorme impresión que le causó aquella pérdida surgieron sus primeros versos importantes. En 1910 obtuvo el título de maestra en Santiago, y cuatro años después se produjo su consagración poética en los juegos florales de la capital de Chile; los versos ganadores- Los sonetos de la muerte- pertenecen a su libro Desolación (1922), que publicaría el instituto de las Españas de Nueva York. En 1925 dejó la enseñanza, y, tras actuar como representante de Chile en el Instituto de cooperación intelectual de la S.D.N., fue cónsul en Nápoles y en Lisboa. Vuelta a su patria colaboró decisivamente en la campaña electoral del
Frente popular (1938), que llevó a la presidencia de la república a su amigo de juventud P. Aguirre Cerda. En 1945 recibió el premio
 Nobel de literatura; viajó por todo el mundo, y en 1951 recogió en su país el premio nacional.

En 1953 se le nombra Cónsul de Chile en Nueva York. Participa en la Asamblea de Las Naciones Unidas representando a Chile.
En 1954 viene a Chile y se le tributa un homenaje oficial. Regresa a los Estados Unidos.

El Gobierno de Chile le acuerda en 1956 una pensión especial por la Ley que se promulga en el mes de noviembre.

En1957, después de una larga enfermedad, muere el 10 de enero, en el Hospital General de Hempstead, en Nueva York. Sus restos reciben el homenaje del pueblo chileno, declarándose tres días de duelo oficial. Los funerales constituyen una apoteosis.
 Se le rinden homenajes en todo el Continente y en la mayoría de los países del mundo.

La obra poética de Gabriela Mistral surge del modernismo, más concretamente de Amado Nervo, aunque también se aprecia la influencia de Frédéric Mistral (de quién tomó el seudónimo) y el recuerdo del estilo de la Biblia. De algunos momentos de Rubén Darío tomó, sin duda, la principal de sus características: la ausencia de retórica y el gusto por el lenguaje coloquial. A pesar de sus imágenes violentas y su gusto por los símbolos, fue, sin embargo, absolutamente refractaria a la "poesía pura", y, ya en 1945, rechazó un prólogo de P. Valéry a la versión francesa de sus versos. Sus temas predilectos fueron: la maternidad, el amor, la comunión con la naturaleza americana, la muerte como destino, y, por encima de todos, un extraño panteísmo religioso, que, no obstante, persiste en la utilización de las referencias concretas al cristianismo. Al citado Desolación siguieron los libros Lecturas para mujeres destinadas a la enseñanza del lenguaje (1924); Ternura (1924), canciones para niños; Tala (1938); Poemas de las madres (1950), y Lagar (1954). Póstumamente se recogieron su Epistolario (1957) y sus Recados contando a Chile (1957), originales prosas periodísticas, dispersas en publicaciones desde 1925.

Poemas de Gabriela Mistral

PIECECITOS

Piececitos de niño,
azulosos de frío,
¡cómo os ven y no os cubren,
Dios mío!

¡Piececitos heridos
por los guijarros todos,
ultrajados de nieves
y lodos! 



LA CASA

La mesa, hijo, está tendida,
en blancura quieta de nata,
y en cuatro muros azulea,
dando relumbres, la cerámica.

Esta es la sal, éste el aceite
y al centro el Pan que casi habla.
Oro más lindo que oro del Pan
no está ni en fruta ni en retama,
y da su olor de espiga y horno
una dicha que nunca sacia.

Lo partimos, hijito, juntos,
con dedos duros y palma blanda,
y tú lo miras asombrado
de tierra negra que da flor blanca.

Baja la mano de comer,
que tu madre también la baja.

Los trigos, hijo, son del aire,
y son del sol y de la azada;
pero este pan "cara de Dios"
no llega a mesas de las casas;

y si otros niños no lo tienen,
mejor, mi hijo, no lo tocarás,
y no tomarlo mejor sería
con mano y mano avergonzadas.

* En Chile, el pueblo llama
al pan "cara de Dios."


El hombre ciego ignora
que por donde pasáis,
una flor de luz viva
dejáis;

que allí donde ponéis
la plantita sangrante,
el nardo nace más
fragante.

Sed, puesto que marcháis 

TODAS IBAMOS A SER REINAS

Todas íbamos a ser reinas,
de cuatro reinos sobre el mar:

Rosalía con Efigenia y
Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán.

Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.

Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral.

De los cuatro reinos,
decíamos, indudables como el Corán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.

Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.



LA FLOR DEL AIRE

Yo la encontré por mi destino,
de pie a mitad de la pradera,
gobernadora del que pase,
del que le hable y que la vea.

Y ella me dijo: "Sube al monte.
Yo nunca dejo la pradera,
y me cortas las flores blancas
como nieves, duras y tiernas."

Me subí a la ácida montaña,
busqué las flores donde albean,
entre las rocas existiendo
medio dormidas y despiertas.

Cuando bajé, con carga mía,
la hallé a mitad de la pradera,
y fui cubriéndola frenética,
con un torrente de azucenas.

Y sin mirarse la blancura,
ella me dijo: "Tú acarrea
ahora sólo flores rojas.
Yo no puedo pasar la pradera."

Trepe las penas con el venado,
y busqué flores de demencia,
las que rojean y parecen
que de rojez vivan y mueran.  



NACIMIENTO DE UNA CASA
Una casa va naciendo
en duna californiana
y va saltando del médano
en gaviota atolondrada.

El nacimiento lo agitan
carreras y bufonadas,
chorros silbados de arena,
risas que suelta la grava,
y ya van las vigas-madres
subiendo apelicanadas.

Puerta y puertas van llegando
reñidas con las ventanas,
unas a guardarlo todo,
otras a darlo, fiadas.

Los umbrales y dinteles
se casan en cuerpos y almas,
y unas piernas de pilares
bajan a paso de danza...

Yo no sé si es que la hacen
o de sí misma se alza;
mas sé que su alumbramiento
la costa trae agitada
y van llegando mensajes
en flechas enarboladas...

El amor acudiría
si ya se funde la helada,
y por dar fe, luz y aire,
hasta tocarla se abajan,
aunque se vea tan solo
a medio alzar las espaldas...

Llegando están los trabajos
menudos, pardos y en banda,
cargando en gibados gnomos
teatinos, mimbres y lanas
que ojean buscando manos
todavía no arribadas...

Y baja en un sesgo el Ángel
Custodio de las moradas
volea la mano diestra,
jurándole su alianza
y se la entrega a la costa
en alta virgen dorada.

En torno al bendecidor
hierven cien cosas trocadas;
fiestas, bodas, nacimientos,
risas, bienaventuranzas,
y se echa una Muerte grande,
al umbral, atravesada...