miércoles, 8 de junio de 2011

Poemas de Aristóteles España

EL MOLINO DE SOLDADA Y EL ABRIGO

Como siempre llegaron los molinos a
dibujar sobre soldada un ciervo,
lo dejaron en su puerta
y se marchitaron como dioses sordos por ahí;
el abrigo de soldada cayó
sobre un barranco amarillo;

vino una señorita, luego un diluvio de semen,

un lejano y polvoriento río bajó,
y soldada se creía la historia de los círculos,
con el pantano,
con la fría,
pensaba seriamente en volar como paloma;

después vino el final, entró el molino de nuevo,

con un hueso, con ella;
luego el abrigo del mundo esta vez dio vueltas
y vueltas con la chica,
La guerra abrió su ciervo,
la ciudad se abrió con el molino,
que no sabe la pobrecita,
son ciudad.


POEMA REALISTA PARA ENCANTADOS

El poema sale de su rincón encantado, el poema elitista, incomprensible,
sale a los ojos de la multitud y queda mirando el iris de la masa,
el reflejo de la masa,
con un tono de profesor,
con un acento que escapa
a los hombres comunes y corrientes,
con sus números exactos de poema amoroso,
de poema escolar, de poema épico,
tiene la sombra de una égloga, de un soneto,
y sale a volar entre la muchedumbre y en el individuo,
con sus mensajes de poema político,
con sus piernas de poema erótico,
un poema chílenísimo, un poema mexicano,
un poema que tiene nariz de oda,
olor a cazuela de ave doméstica,
con sus adjetivos que son los huesos,
y las palabras que corren como la sangre
de un cordero degollado en el matadero
clandestino de un pueblo chilote,
en el sistema nervioso, en el sistema político,
un poema para todos,
un poema para nadie,
como su merced lo ordene.


AGOSTO EN BUENOS AIRES

Es agosto con enormes edificios
en el oeste de Buenos Aires, y la neblina nos recuerda Londres,
que también es Chile,
con mujeres que se desvisten
en callejones y adolescentes
que deambulan por el oeste
de este tiempo sudamericano.

Pero el tema es la ausencia, pensamos,
con la televisión encendida a las 3 A.M.,
con un cocodrilo en el cuello
de una modelo,
mientras observo algunos símbolos
que hoy yacen en nuestras clínicas
personales, el subte que muestra a Marx,
la libertad sin Orwell ni Charles Chaplin.

Porque pensar en el oeste bonaerense es la infancia esta noche de agosto,
con el país madre
en el departamento del piso 12
en San Juan y Boedo,
con una joven prostituta
que acompaña la pizza ,
el vino resero, la libertad sin estatua ni perdón, claro.


LA ULTIMA VEZ QUE VI UN GUSANO

La última vez que vi un gusano fue en la calle N°4.
Tenía un diente, tenía una pistola que salía por sus ojos.
Y adentro de un baúl super largo estaba La Mujer.
Está bamos tranquilos porque a esa hora
Los personajes lloraban como locos.
Nada en la novela. Nada en el aeropuerto.

Qué gusano con más espinas en su cuarto!.
Porque retumbaban en las paredes los gritos

De Muchos prisioneros

Y La Mujer con un dedal en la puerta

Decía que ahora todo el fin.

Lejos, como la portada de Dios Padre,
Entrábamos a un laberinto donde esa voz
De la Calle N°4,
Maldecía como Trinidad;
Como trinidad; el hijo no fue.
Cómo qué gusano, que no ves?
Las calles con Toque de Queda
En el vientre de La Mujer.

Por qué esperas el nicho?,
Qué se te crucen los pelos?.

Ayúdame a bajar!. LA ESCALERA.
Mucho de nosotros.
No tenemos galería, perro.

La última vez que vi un gusano
Fue en la Calle N°4,

Casi no éramos tristes, mentira.

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