Consideraciones de un loco |
UNA INFANCIA Yo fui un niño que tuvo patio con un perro que se perdió una vez y hasta el día de esta tarde no regresa. Yo era niño que olía tierra húmeda y fue mío despedirme de momentos como si el día acostumbrara a morir. Yo fui niño en un patio y ventolera con más ladridos debajo de la tierra. La nieve parece ahora menos blanca. Yo era un niño que pactó con lagartijas y queltehues invocando nuevas lluvias en espera de pan con mantequilla. Yo fui un niño y, de en medio del patio, una acacia con nidos fue arrancada. Los años aún no dicen para qué. Yo era un niño con un perro al que asustó la muerte muy temprano y el pálpito quedó mío sin deseos. Yo quedé niño de patio sin acacia ni perro, sin estar seguro de nada más. En los otros quedaba la alegría. PUEDE QUE EL TIEMPO DOS VECES NO PERDONE Tú has querido defender a tantos muertos, aunque demoraste indefinidamente con los vivos. En el fondo, nadie pudo persuadirte de que la vida era enormemente más que tus rutinas y estuviste inclinado en pensar que el mundo cabía en tu ventana. La obra del vivir no se escabulle y aprovechando el llanto de los vivos comprendes por qué ahora los muertos reclaman su consuelo. Es tu hora tal vez, quizás la única que pueda salvarte de imposturas. No te creas demasiado feliz. ESTAR SOLO No tengo a nadie en todo el mundo a quien hablar de ti, sino a ti. No tengo a nadie. VIENDO CRECER EL DIA Un álamo pequeño a nadie da que hablar, apenas sobresale entre la hierba, pero algún día será más alta sombra. De pie, esperando aquel día y creciendo, aunque escaso de hojas aún mostrar sabe al invisible viento y no se inquieta por más que de seguir alzando el cuerpo. Sólo espera y crece ahora en su apenas de hojas batidas por el aire verde. A nadie da que hablar, pero erguido y silencioso, confía la promesa de sus hojas al invisible viento que lo mece. LENTAMENTE AGUARDANDONOS Usted está allí, en ese sitio donde ahora lee; yo, un quizás, un tal vez donde ni yo mismo me percato. Está allí, aquí, justo en el tiempo de un sitio en donde yergue su vida y la dispersa. Está allí, como si yo no fuera, como si jamás, como si nunca: la sustracción de un nombre. Está allí, sin mí, (eso no importa), pues siento más benigna esta distancia. En una página me olvida, (eso me gusta), la palabra es redimida en privilegio comprensivo cuando mira y retrocede, y se conturba y abalanza, aboliendo y decantando al saberse adivinado. Usted sigue allí, (este momento es único); tal vez lee distante, quizás deletrea presuroso, acaso en esa letra nos sepamos sin nombrarnos, y aunque yo siga a lo lejos es espera de su alma, y usted siga allí, velozmente apartado, he querido decirle simplemente que allí en donde esté, de un modo u otro, en latidud descuidada y yo, en mi pasión atrapado, vivimos l e n t a m e n t e aguardándonos. |
miércoles, 8 de junio de 2011
Poemas de Juan Antonio Massone
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